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El PSOE, ante la ruptura de la tregua y las elecciones

Zapatero afirma que será "implacable ante la amenaza del terror" de ETA

El presidente subraya que jamás admitirá "paz por política" y que no pondrá condiciones a Rajoy

José Luis Rodríguez Zapatero enarboló ayer la bandera de la firmeza democrática ante el desafío de ETA. El presidente lanzó en el Comité Federal del PSOE un discurso duro y vibrante en el que afirmó que será "implacable ante la amenaza del terror". Tras establecer que no admitirá "paz por política", proclamó: "ETA tendrá que doblegarse ante la democracia, porque no tiene otra salida. Ganaremos el desafío". Sentadas estas bases, volvió la mirada hacia Mariano Rajoy, con el que se reúne mañana, y apeló a la unidad de los demócratas y a no imponer condiciones ni rectificaciones: "Si los demócratas no están dispuestos a pagar un precio político por el fin de la violencia, tampoco deben pagar el precio de la desunión".

El presidente del Gobierno, José Luis Rodríguez Zapatero, dio ayer una respuesta contundente a la amenaza de ETA. Ante su plana mayor, el presidente anunció que será "implacable ante la amenaza del terror", que luchará por la libertad, la convivencia y la seguridad y que, a la postre, ganará "el desafío que plantea" la banda terrorista. "Los violentos están más aislados que nunca en Euskadi, en España y en el mundo", concluyó.

En un vibrante discurso, ante el Comité Federal del PSOE, el máximo órgano del partido entre congresos, Zapatero desgranó su estrategia antiterrorista. Su contundencia venía avalada por los hechos ocurridos esta semana, tras la declaración formal de ruptura del alto del fuego de ETA: la detención de tres liberados de la banda en el sur de Francia, el regreso del etarra Iñaki De Juana a la cárcel y el encarcelamiento del portavoz de Batasuna, Arnaldo Otegi.

En este contexto, Zapatero recordó que "ETA volverá a encontrar lo que siempre ha tenido frente a ella", es decir, "la acción del Gobierno para combatirla con los instrumentos del Estado de derecho, la eficacia y trabajo policial, la acción de la justicia, la cooperación internacional y la solidaridad de los españoles con las víctimas".

"Tendrá que doblegarse"

Con ello respondió a la demanda de los representantes del Partido Socialista de Euskadi que, en sus intervenciones, ayer, le reclamaron "dureza democrática". También les dijo que "ETA nunca conseguirá que triunfe la violencia, nunca se impondrá a la sociedad" y que "tendrá que doblegarse ante la democracia" pues "no tendrá otra salida, otro final".

Pero el presidente del Gobierno introdujo, también, dos nuevos ingredientes, que están en el balance del final de esta tregua de ETA en comparación con la anterior, la de 1999. Uno de ellos es el papel del Partido Nacionalista Vasco (PNV) que, "antes, durante y después" del proceso de paz se ha alineado con los criterios del Gobierno de exigir a ETA el cese de la violencia antes de afrontar las cuestiones políticas que sólo corresponden a los partidos. El PNV también hizo causa común con el PSE frente a Batasuna cuando este partido les quiso imponer un plan que desbordaba la legalidad para desbloquear el proceso.

Esto no sucedió cuando ETA rompió en 1999 la tregua anterior. Al contrario, el PNV y el Gobierno vasco entraron en confrontación con el Ejecutivo de José María Aznar, lo que dio una cierta cobertura política a ETA, que inició una campaña terrorista, de 2000 a 2003, que costó la vida a 50 personas.

Zapatero confía en que el alineamiento del PNV con el Gobierno contribuya a aislar a los terroristas. Tampoco descarta que las dudas existentes en la izquierda abertzale sobre el regreso de ETA a la violencia traiga consecuencias. Tras la ruptura de la tregua de ETA en 1999, Batasuna sufrió una escisión de dos grupos: Aralar y Batzarre. De ahí que al mensaje de contundencia de ayer Zapatero añadiera el de "inteligencia". También considera una pieza necesaria de su estrategia antiterrorista la incorporación del PP a la unidad contra ETA para contribuir a la debilidad de los terroristas en un momento de grave amenaza.

Ayer, en su intervención pública, insistió, con la mirada puesta en la reunión del lunes con el líder del PP, Mariano Rajoy, en que no pondrá condiciones ni exigirá rectificaciones para facilitar el consenso. No obstante, en el cierre de la sesión y, a puerta cerrada, reconoció su escepticismo sobre la actitud del PP ante la unidad frente a ETA, a la vista del comportamiento que tuvo con el atentado del 11-M.

También defendió su gestión del proceso de final dialogado de la violencia. "Entendí que existía una oportunidad difícil, pero existía. Era mi obligación intentarlo porque así lo entendían una mayoría de las fuerzas políticas y de la sociedad". Reconoció su implicación "personal y a fondo" en el proceso por el logro de la paz. Y recordó las reglas por las que se ha guiado en la etapa de diálogo con ETA: ausencia de violencia, respeto a la ley y voluntad democrática de los ciudadanos dentro de la Constitución. "Nunca admitiré paz por política", precisó.

Admitió que, tras la ruptura formal del alto el fuego de ETA, "vivimos momentos difíciles". Pero precisó, frente a lo que proclama el PP, que "no le importan" sus "efectos electorales", sino la "seguridad de los ciudadanos" y los "escenarios imprevisibles", en la hipótesis de que ETA inicie una campaña de atentados.

* Este artículo apareció en la edición impresa del Domingo, 10 de junio de 2007