Rusia trataba ayer de paralizar, por lo menos temporalmente, los planes estadounidenses para instalar elementos de una defensa antimisiles en Europa. En este sentido, se expresaron ayer dos altos funcionarios gubernamentales, el primer vicejefe del Gobierno Serguéi Ivanov, en San Petersburgo, y el ministro de Exteriores, Serguéi Lavrov, en Moscú. Ambos exhortaron a la Casa Blanca a congelar sus planes en Polonia y la República Checa, mientras examina la reciente propuesta del presidente Vladímir Putin en la cumbre del G-8.
Allí, el mandatario ruso ofreció a George W. Bush la posibilidad de utilizar conjuntamente la estación de radar de Gabal, que Rusia tiene alquilada en territorio de Azerbaiyán. La propuesta de Putin es conocida por EE UU ya que había sido realizada anteriormente, durante negociaciones de expertos, mantenidas a principios de esta década y Washington la declinó, señalaron varias fuentes.
En una conferencia de Prensa en el Foro Económico de San Petersburgo, Serguéi Ivanov manifestó que la propuesta rusa "se mantiene en vigor" incluso después de las declaraciones de la secretaria de Estado norteamericana, Condoleezza Rice, según la cual los elementos del sistema de defensa antimisiles se instalarán en Polonia y la República Checa pese a la oferta de Moscú. Si el radar de Gabal se emplea conjuntamente, Estados Unidos, Rusia y los socios europeos tendrán "la información más fidedigna" sobre eventuales lanzamientos de misiles estratégicos de procedencia meridional, "incluso de los lanzamientos de pruebas, sin hablar ya de los militares, si es que (...) llegamos a esto", afirmó Ivanov.
* Este artículo apareció en la edición impresa del Domingo, 10 de junio de 2007