Una huelga de trabajadores de Aerolíneas Argentinas y su filial Austral, ambas propiedad del grupo español Marsans, sembró ayer el caos por segundo día consecutivo en el aeropuerto Jorge Newberry, de la ciudad Buenos Aires, con miles de pasajeros afectados y escenas de tensión. Ya el pasado domingo varios trabajadores fueron agredidos por clientes iracundos.
El Jorge Newberry es el aeropuerto del que parten la práctica totalidad de los vuelos nacionales que conectan con la capital argentina. En la tarde del domingo fueron suspendidos casi todos los vuelos y hasta la madrugada de ayer, hora española, apenas siete de los 80 vuelos programados habían podido despegar.
El sindicato que agrupa a los trabajadores de Aerolíneas y Austral llevan semanas exigiendo mejoras salariales y laborales. El domingo comenzaron a ralentizar su actividad de manera ostensible, aunque oficialmente debido a la existencia de niebla, lo que provocó grandes retrasos en el aeropuerto.
Pero los ánimos de los pasajeros argentinos andan revueltos tras varios meses de continuos conflictos y diversas circunstancias (como la rotura de un radar o los persistentes bancos de niebla), que hacen del poder subirse a un avión una especie de lotería en un país donde las comunicaciones aéreas en muchos casos son la única vía para viajar. Varios pasajeros agredieron el domingo a los empleados que se encontraban tras los mostradores. Ayer las largas filas de pasajeros volvieron a repetirse mientras los sindicatos y la empresa se lanzaban mutuas acusaciones.
* Este artículo apareció en la edición impresa del Martes, 12 de junio de 2007