Fidel Castro batió el martes un nuevo récord en su convalecencia: seis horas estuvo reunido y conversando con el presidente venezolano, Hugo Chávez, quien viajó sorpresivamente a La Habana para ver a su amigo enfermo y dar un nuevo espaldarazo a la alianza estratégica entre ambos países. Es el quinto viaje de Chávez a Cuba desde que Castro cayó enfermo, y su diagnóstico, después de la entrevista, fue revelador: "Ya lo dije en Caracas: creo que está llegando la hora de ponerse de nuevo el uniforme. Pero ya lo dirán los días, y lo dirá él mismo, por supuesto".
Castro recibió a Chávez en el lugar donde se recupera vestido con chándal deportivo, pero según el mandatario venezolano, "tiene el uniforme ahí al ladito" y "lo mira de reojo"; en otras palabras, que el líder comunista tiene ganas de regresar al mando, y que el día de volver a vestirse de verdeolivo se acerca. Chávez pronunció un discurso de una hora tras inaugurar, junto al presidente interino de Cuba y jefe del Ejército, Raúl Castro, una estatua del precursor de la independencia venezolana y latinoamericana, Francisco de Miranda, en La Habana Vieja. El líder venezolano, que durante la enfermedad de Castro ha actuado casi como su portavoz, afirmó que lo vio "casi totalmente recuperado".
* Este artículo apareció en la edición impresa del Jueves, 14 de junio de 2007