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MIRADOR

La guerra de los Rose

Adiós a casi 30 años de convivencia. Ségolène Royal, la candidata socialista en las últimas elecciones presidenciales de Francia y François Hollande, primer secretario del PS, se separan. Lo ha anunciado Ségo en vísperas de la publicación de un nuevo libro sobre la atormentada relación con Flamby, con el que tiene cuatro hijos. Éste había ya abandonado hace tiempo el domicilio conyugal y mantenía una relación con otra mujer desde 2005. La ruptura estaba en boca de todos y se pactó no revelarla hasta que no finalizara el proceso electoral.

La separación sería simple anécdota si no fuera porque las desavenencias salpicaron la vida política de ambos. En el PS más de uno confesaba estar harto de que el partido girase alrededor de la vida de una pareja. Ségoléne quiso pactar durante la campaña con el centrista Bayrou en contra de la opinión de su compañero y de los viejos elefantes socialistas, que nunca le hicieron la vida fácil desde que la la presidenta de la región de Poitou-Charentes anunció sus pretensiones al Elíseo. Alguno recurrió a la ironía machista al preguntar quién se ocuparía de los niños si llegaba a la presidencia.

¿Hasta dónde el plano íntimo ha perjudicado la imagen pública de ambos? O al revés. La crisis en casa pudo tener una influencia directa en las divergencias políticas de ambos por mucho que digan lo contrario. Todo ello lleva de nuevo a interrogarse sobre si un personaje público puede tener vida privada y si es legítimo que la opinión pública se inmiscuya. Esta historia muestra en cualquier caso las inmensas dificultades que aún tiene la mujer en la sociedad desarrollada para compatibilizar lo público con lo privado. Ségo, de momento, aspira a ser la líder del partido.

* Este artículo apareció en la edición impresa del Martes, 19 de junio de 2007