El pasado 17 de mayo adquirí un turismo nuevo. Al ser el modelo escogido un poco "alto" y de difícil acceso para la gente de edad y los niños, estimamos oportuno el montaje de unas "estriberas".
En el servicio oficial donde adquirimos el vehículo se encargaron de todo y nos montaron un modelo de las mismas, entregándonos toda la documentación necesaria, e indicándonos que con esta reforma debíamos ir al servicio ITV, con el fin de homologarlas en la ficha técnica del vehículo.
A tal efecto solicité cita y me personé a la hora convenida al servicio de ITV. Le comuniqué el motivo de mi visita al director de la ITV en cuestión quien me indicó que debía pasar a las oficinas y solicitar un servicio de "ITV Excepcional".
Después de satisfacer las tasas requeridas, la nada despreciable cantidad de 48 euros, y esperar cerca de una hora, me situé en la línea que me indicaron y cuál fue mi sorpresa al ver que se me hacía una revisión "normal", es decir, limpiaparabrisas, amortiguadores, neumáticos, dirección, luces, gases, claxon, etcétera. Sólo en el último minuto se midió la anchura del vehículo después de la modificación para su homologación.
Ante tal situación sólo tengo dos explicaciones posibles: 1) los coches nuevos que adquirimos no cumplen los requisitos de seguridad requeridos y es mejor revisarlos, o 2) ante la más mínima duda se aprovechan de los ciudadanos para recaudar y engrosar las arcas del Estado.
* Este artículo apareció en la edición impresa del Miércoles, 20 de junio de 2007