Antigua y Barbuda es un pequeño país formado por un conglomerado de islas en el Caribe que ha conseguido poner firmes a Estados Unidos por una cuestión de nacionalismo económico: una regulación que discrimina las apuestas por Internet si las empresas no operan desde territorio norteamericano. La Organización Mundial del Comercio (OMC) ya se pronunció a principios de año contra la normativa estadounidense, a instancias de una denuncia del Estado caribeño. El Ejecutivo de Antigua y Barbuda dio ayer un paso más y reclamó una compensación millonaria por esa normativa. El importe: 2.570 millones de euros.
Antigua es la nación más pequeña que jamás ha presentado un pleito ante la sede de la OMC, en Ginebra. El país, con una población de 80.000 personas, invirtió en el juego on line para diversificar una economía muy dependiente del turismo después de las pérdidas ocasionadas por los huracanes en la década de los 90. Su Gobierno estima que los estadounidenses gastan unos 7.500 millones de euros anuales en apuestas por Internet, una tarta a la que las empresas de Antigua -o las europeas- tienen difícil acceso.
El ministro de Finanzas de Antigua y Barbuda, Errol Cort, aseguró ayer que a su Gobierno "no le queda otra alternativa después de haber intentado durante años acceder al mercado estadounidense y de haber ganado en cada etapa del proceso ante la OMC". Tras perder su última apelación contra las decisiones de la OMC, el pasado 4 de mayo, Estados Unidos amenazó incluso con "aclarar" sus compromisos con el arbitraje comercial que ejerce la organización con sede en Ginebra. Pero la UE ya ha advertido que pedirá compensaciones si EE UU sigue adelante por esa vía.
* Este artículo apareció en la edición impresa del Jueves, 21 de junio de 2007