ETA dio ayer la primera señal de la vuelta a la actividad criminal tras su comunicado de ruptura de alto el fuego del pasado 5 de junio. La prueba la facilitó la propia banda al abandonar en la cuneta de la autovía A-49, en el término municipal de Ayamonte (Huelva), un vehículo cargado con 130 kilos de material explosivo. Un etarra dejó el coche precipitadamente a sólo dos kilómetros de la frontera portuguesa, saltó la mediana y se metió en otro vehículo que le esperaba con rumbo a Sevilla.
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La policía sospecha que los etarras iban a entregar el explosivo a otros terroristas de la banda afincados en Portugal y que el coche que les servía de lanzadera les alertó de la proximidad de un control policial, por lo que abandonaron el vehículo.
Un grupo de trabajadores avisó a las 11.45 a la Guardia Civil tras acercarse al coche y observar que portaba unos objetos cilíndricos marcados, según testigos, con la serpiente de ETA.
Los investigadores consideran que se trataba de una entrega de material para cometer varios atentados y que estaba destinado a un comando itinerante que, posiblemente, había escogido la zona del Algarve como base para atentar en Andalucía. Los terroristas reaccionaron al ver un control de carreteras formado por agentes de la Guardia Civil y de la Guardia Nacional de Portugal y renunciaron a la entrega del material.
El coche en el que ETA trasladaba los explosivos, un Ford Focus tipo ranchera, con matrícula portuguesa 51BX80, iba ocupado por una única persona, según la investigación. El automóvil, alquilado en el país vecino con documentación falsa, quedó detenido junto a la rotonda que da acceso a la urbanización Esuri Costa.
Editorial en la página 14
* Este artículo apareció en la edición impresa del Viernes, 22 de junio de 2007