Esta noche será la última en la que David Castedo se enfunde la camiseta del Sevilla. Castedo, actual segundo capitán del equipo andaluz y que jugará la próxima temporada en el Levante, es el único jugador que queda del equipo que lograron construir entre el entonces presidente, Roberto Alés; un novato director deportivo, Ramón Rodríguez Monchi, y un entrenador que venía de un breve pero sonoro fracaso en el Villarreal, Joaquín Caparrós.
El presidente del Betis, Manuel Ruiz de Lopera -que vivía épocas bastante mejores que las actuales al mando del conjunto verdiblanco- le llamó "el equipo de los 20 duros", en referencia a que todos los jugadores que llegaron al Sevilla ese año lo hicieron con la carta de libertad en la mano, ya que el equipo de Nervión se tenía que dedicar a vender lo que tenía para pagar las deudas que le atenazaban y comprar lo que quisiera venir. "Lo primero que me dijo el presidente tras ofrecerme el puesto es que había que traspasar a los mejores y traer lo que se pudiera, porque no había ni un duro en la caja", recordaba días atrás Monchi.
A ese equipo llegaron gratis jugadores como Pablo Alfaro, Casquero -que precisamente se enfrenta hoy al Sevilla como una de las piezas fundamentales del Getafe-, el portero Notario, el asturiano Fredi o el citado Castedo. Las salidas más recordadas fueron la del canterano Jesuli, por el que el Celta pagó alrededor de seis millones de euros, y la de Marchena al Sporting de Lisboa.
El conjunto formado por Caparrós se ganó fama de duro, durísimo, y consiguió el ascenso. En la temporada siguiente, ya en Primera, se incorporó otro de los ya históricos sevillistas: Javi Navarro. La roca mutó en ariete y los sevillistas se convirtieron en uno de los clubes más odiados por sus contrincantes y adorado por sus seguidores, que jaleaban el ardor y la lucha del conjunto.
La temporada 2003-2004 se produjo uno de los momentos decisivos en el despegue de la estima y el juego del club: la goleada (4-1) que le endosó al Real Madrid en la Liga.
El curso siguiente fue el primero del conjunto en la UEFA y el último en el banquillo de Caparrós, que consiguió clasificar al equipo de nuevo para Europa. Fue también el año de la venta de José Antonio Reyes al Arsenal en diciembre. Y en el que destacó la inopinada aparición de Julio Baptista como héroe y protagonista casi exclusivo del conjunto.
Tras Caparrós, llegó Juande Ramos y el equipo despegó. Sus triunfos en las Copas de la UEFA de 2006 y 2007 y la Supercopa de 2006 son de sobra conocidos. Esta noche, el Sevilla buscará una Copa del Rey que ponga el broche final al equipo de los 20 duros.
* Este artículo apareció en la edición impresa del Sábado, 23 de junio de 2007