Primero, asignarse un generoso emolumento que ya habrá luego tiempo para demostrar los méritos por los que uno ha sido elegido en las pasadas elecciones. Eso ha debido pensar Carlos Galbeño, alcalde del PP de la localidad madrileña de Torrelodones (17.000 habitantes), que se ha subido el sueldo en un 36%, en virtud de un acuerdo anterior suscrito por todos los grupos, según el cual el alcalde ganaría un euro más que el funcionario de mayor rango con habilitación nacional. De ese pacto se han beneficiado también los cuatro tenientes de alcalde.
El porcentaje en cifras equivale a 91.445 euros brutos anuales, es decir, más de lo que gana el jefe del Gobierno y casi lo mismo que perciben la presidenta de la Comunidad de Madrid y el alcalde de la capital. Al primer edil de Torrelodones sólo le supera el de Barcelona. Galbeño ha tenido a bien recordar para quien no lo sepa que su función exige dedicación plena, que apenas puede disfrutar de vacaciones y que el sueldo es digno y acorde con la importancia del mercado empresarial de ese municipio.
El PP acusa de doble moral a quien ha denunciado el hecho, un partido vecinal independiente, porque al final todos los miembros del Consistorio se beneficiarán del incremento salarial y ninguno está dispuesto a renunciar. Si es así, allá ellos con su conciencia y su concepto de la ética política. Los ciudadanos de Torrelodones tendrán ahora que afrontar de su bolsillo el nuevo presupuesto municipal. Seguro que habrían agradecido durante la campaña que los candidatos les hubiesen recordado la existencia del pacto de sueldos y la intención de aplicarlo sin mayor dilación una vez asumieran el cargo. Les habría permitido así conocer mejor a sus representantes.
* Este artículo apareció en la edición impresa del Sábado, 23 de junio de 2007