Enorme ha sido mi asombro al leer la carta enviada por don Yago Reis Araúzo, titulada Demostraciones. De la misma se desprende que al autor le parece mal que alguien denuncie a otra persona por ser insultado, ya sea porque le sepa mal que se denuncie un insulto o porque el denunciado sea un intelectual.
No quiero juzgar si el señor Lanzarote se merecía o no el agravio del señor Rubianes, pero sí que me parece correcto que sea esta vía la empleada para responder al insulto, en lugar de insultar a su vez, o usar métodos aún más violentos.
Es más, el autor conmina al señor Lanzarote a demostrar su inteligencia en lugar de denunciar, lo que puede conducirnos a un nuevo campo del derecho: la presunción de estupidez, o todo el mundo es idiota hasta que se demuestre lo contrario.
* Este artículo apareció en la edición impresa del Sábado, 23 de junio de 2007