Laura Fernández Romero (Dos Hermanas, 23 años) está acostumbrada a sentirse discriminada. No tuvo clara su orientación sexual hasta los 17 años, pero antes, en el colegio le llamaban "marimacho" por jugar al fútbol y "bollera" en el instituto. "Yo aún no tenía claro que lo fuera porque hasta tenía un novio", cuenta. Los reproches acabaron en la facultad de Trabajo Social, donde estudia tercero. Con todo, advierte de que en las aulas sigue escuchando comentarios genéricos "discriminatorios" por los que podía sentirse ofendida.
En su pueblo, la realidad es aún más dura. "Lesbiana o maricón son insultos aunque no lo seas. Por ir con una chica me han intentado insultar, pero siento pena cuando creen hacerlo al llamarme lesbiana", lamenta. Y añade: "Son insultos tan básicos que, a veces, me da la risa", Ante estos episodios, siempre se repite la misma pregunta: "¿Por qué me tienen que definir por mi sexualidad?" Todavía no ha encontrado la respuesta.
* Este artículo apareció en la edición impresa del Domingo, 24 de junio de 2007