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"Esto está muy tranquilo"

Manuel David Portas no pudo asistir al entierro de su abuelo, pero estaba ilusionado con volver el próximo 9 de julio y celebrar el cumpleaños de uno de sus primos. Acababa de cumplir 20 años hace 17 días. Un atentado le quebró ayer la vida.

Su abuela Setefilla Garrido estaba ayer destrozada. Lo había criado. Era como su hijo. Contó que se incorporó a los paracaidistas hace dos años. Un amigo íntimo que estaba en el mismo cuerpo le animó para que se hiciera militar.

Pasó por la Escuadrilla de Zapadores Paracaidistas, con base en Alcantarilla (Murcia), sede de la unidad de operaciones especiales del Ejército del Aire, y posteriormente por el acuartelamiento de Alcalá de Henares antes de ser destinado a Líbano. Habló con su abuela el pasado jueves. "Esto está muy tranquilo, muy aburrido. El jaleo está por otro lado", recordó ayer Setefilla Garrido que le dijo su nieto para tranquilizarla.

Los padres de Manuel David están separados. Tenía un hermano de 23 años y otro de sólo cinco meses. No tenía novia, aunque su abuela recuerda que salía con una chica especial, "medio novia".

Lamentaba no haber podido asistir el pasado 27 de mayo al entierro de su abuelo, por quien se interesaba a menudo desde su destino militar. "Los últimos días ya le dije que su abuelo estaba muy malo y él se lamentó de que no podría estar aquí para despedirse", recordaba ayer la esposa de Manuel Portas. Manuel David tenía previsto dejar el cuerpo de paracaidistas en un año y pedir otro destino. Le gustaba la vida militar.

Las primeras informaciones las recibió la familia por la tarde. Primero eran esperanzadoras porque apuntaban a que estaba herido. Pero más tarde, los peores pronósticos se confirmaron.

* Este artículo apareció en la edición impresa del Lunes, 25 de junio de 2007