El domingo 24, recibo una llamada a las 11.00 del servicio de admisión del hospital Virgen de la Salud de Toledo, donde estaba previsto me ingresasen a las 16.00, para operarme el lunes 25 de las secuelas de un cáncer de mama.
La llamada es más digna de Gila que de una Administración moderna del siglo XXI
-¿Es usted la enferma? -preguntan.
-Sí -contesto.
-Bueno, pues quédese en su casa porque en el hospital no hay camas.
Si no estuviésemos hablando del derecho a la salud y a ser tratados dignamente, podría ser un mal chiste, pero por desgracia hablamos de que la improvisación, la mala gestión, la nula planificación, se ha instalado como un terrible cáncer con metástasis dentro de un buen sistema, con excelentes profesionales sanitarios mal pagados y peor gestionados.
* Este artículo apareció en la edición impresa del Martes, 26 de junio de 2007