Las víctimas y los acusados de un delito pueden sentarse a hablar y decidir cuál es el castigo más adecuado para un delincuente. Siempre de forma voluntaria y cuando el imputado haya reconocido los hechos. En Cataluña, comunidad pionera en este sistema, la mediación lleva aplicándose desde 1998, y desde entonces se han abierto en sus juzgados más de 1.000 expedientes de este tipo. El Consejo General del Poder Judicial tiene también programas piloto en otras comunidades.
La mediación no está regulada por ley así que los jueces improvisan el procedimiento y, una vez que hay acuerdo, aplican al acusado una atenuante por reparación del daño a la víctima, como en el caso de Jaén. La víctima y el agresor se suelen reunir con el mediador -un abogado, psicólogo, trabajador o educador social- primero por separado. Después, se celebran reuniones conjuntas en las que se intenta que el delincuente pida perdón y que entre ambos decidan la mejor solución para el caso.
* Este artículo apareció en la edición impresa del Miércoles, 27 de junio de 2007