La 52ª Bienal de Venecia será recordada como la del retorno al orden y la tradición. Sin embargo, hay piezas que, como destellos en medio de las previsibles obras de los clásicos contemporáneos, desafían al arte establecido en busca de nuevos lenguajes y nuevas experiencias sensoriales.
Es el caso de Rafael Lozano-Hemmer, en el Pabellón de México, y de Bill Viola en la iglesia de San Gallo, quienes encabezan las propuestas experimentales e innovadoras. También merece la pena mencionar las obras del joven gallego Rubén Ramos para el pabellón de España y las de la finlandesa Laura Beloff y el austriaco Erich Berger, que acaban de ganar el concurso para la plaza de comisario jefe del nuevo Centro de Arte y Creación Industrial Laboral de Gijón. La pareja presenta Heart-Donor, un chaleco conectado con un guante a través del cual quien lo lleva puede captar el latido del corazón de sus amigos.
* Este artículo apareció en la edición impresa del Jueves, 28 de junio de 2007