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Una mujer oculta a su agresor al ir la policía a darle la teleasistencia

La policía cumplió su trámite. Y se encontró con una de las realidades sobre las que se debate. Ocurrió el pasado día 22. Una mujer, de origen peruano, con residencia en Valencia, había logrado una condena contra su pareja por agresión, que incluía el alejamiento a más de 100 metros. Si el agresor, boliviano, se acercaba a menos de esa distancia, era detenido y conducido a prisión. El pasado día 22, la policía se acercó a la casa de la mujer con la intención de comprobar que todo iba bien y proporcionarle teleasistencia. No había nadie en el domicilio.

Los agentes regresaron el pasado día 26. Ella, la víctima de malos tratos, fue quien abrió la puerta. Primero hizo gestos extraños que los policías interpretaron que la mujer quería decirles algo. La pareja policial pasó al salón. Y empezó una conversación con la mujer. Le informaban de que ella no podía verle, que si él se acercaba sería detenido, que estaba protegida, que no tuviera miedo y que le iban a explicar cómo funciona el teléfono de emergencia para estos casos. Fue entonces cuando entre unos somieres, la policía descubrió escondido al agresor. Según las diligencias policiales la mujer dijo que se habían reconciliado. La policía le dijo que eso no valía hasta que el juzgado que impuso la orden de alejamiento lo dictara así y fuera firme. La policía detuvo al hombre.

* Este artículo apareció en la edición impresa del Jueves, 28 de junio de 2007