Todos los sindicatos pidieron ayer la suspensión del concierto de bachillerato, que técnicamente entrará en vigor en septiembre, hasta el curso 2008. La medida busca ganar tiempo para "consensuar un documento de planificación educativa" junto a las patronales y la Administración, con el objetivo de "coordinar la oferta pública y la concertada" para "garantizar la distribución equitativa de alumnos en ambas redes".
El nuevo consejero de Educación tendrá que lidiar con un conflicto atrapado por la campaña electoral y el impasse en la constitución del nuevo Consell, pese a que el presidente surgido de las elecciones es el mismo: el popular Francisco Camps. Desde que el 8 de mayo el anterior gabinete autorizara la ampliación del concierto del bachillerato en alianza con las patronales privadas y religiosas, los sindicatos, directores de instituto y las tres federaciones de padres advirtieron a Camps de que el "pulso" a la red pública había rebasado el límite.
Ayer, en plena jornada maratoniana para conformar el nuevo gabinete, los sindicatos CC OO, STEPV, UGT, ANPE y CSIF pidieron al Consell la suspensión de la orden de conciertos, y la apertura de un proceso de "negociación y planificación" tanto en el marco de la Mesa Sectorial, como en el Consell Escolar Valencià. Aunque, de entrada, los sindicatos exigen una "comisión de control" de la matriculación y el "compromiso institucional de que la concertación no supondrá reducción de plazas públicas, ni de puestos docentes".
Los directores, por su parte, anunciaron ayer la ruptura del diálogo hasta que el consejero presente "el documento de la aplicación de la Ley Orgánica de Educación los próximos cuatro años" y concrete los "grupos" de que disponen; ya que los recortes de unidades ordenados en bachillerato mantiene en el aire el futuro de más 1.500 alumnos.
* Este artículo apareció en la edición impresa del Viernes, 29 de junio de 2007