El pasado día 5 falleció Jaume Esquius (Súria, 1972), sin duda el guionista más brillante de su generación. Con apenas 23 años participó en Pasta gansa y Persones humanes, dos programas de culto que renovaron el humor catalán. Su carrera televisiva fue, desde entonces, vertiginosa.
Un día, en una reunión de un programa diario que se emitía / gritaba cada noche, el comunicador de turno fue y dijo: "yo porque cobro una pasta, pero vosotros, no sé lo que hacéis aquí". Esquius vio la luz. Abandonó el programa y salió por piernas hacia el extranjero y hacia Sol, su esposa, dos viajes en los que amplió conocimientos a lo bestia.
Desde entonces horizontalizó su carrera. Construyó una televisión en la que las relaciones humanas venían a sustituir la arbitrariedad, la genialidad y los vicios del medio. En sus reuniones no se interrumpía el trabajo para hablar de la vida. Él a su vez, hablaba de la vida con imágenes rápidas y contundentes, que exhibían una sabiduría extraña. Exemplum: "un periodista es como una muela. Puede machacarlo todo. Pero le echan azúcar y se destruye".
Autor teatral y de artículos periodísticos, su último proyecto es Llunàtics, un largometraje que tenía que dirigir este año, y un guión contundente, que dará mucho que hablar, en el que se explica la razón por la que la República perdió la guerra: invirtió todos sus recursos en construir un cohete a la Luna.
Y, en efecto, desde hace unos días, en la Luna, si se fijan, verán al barón de Munchausen, a Cyrano y tres astronautas republicanos divertidos y tristes. Pero también a Jaume Esquius y esa sonrisa de hombre humilde, honesto y valiente. Que se ve tan poco en el planeta Tierra.
* Este artículo apareció en la edición impresa del Lunes, 9 de julio de 2007