Se lo encontraron de frente y tuvieron que dar la vuelta. Centenares de coches intentaron ayer por la mañana entrar en la Casa de Campo. Pero ya no está permitido. La alternativa es la A-5 y el camino de Boadilla. Ayer, las dos vías estuvieron más colapsadas de lo habitual.
"¿Esto es para toda la vida?", suelta a las 8.30 una mujer al borde de la angustia desde la ventanilla de su Golf GTI. No se había enterado del cierre. "Y que podamos verlo, señora", responde uno de los policías que custodian la puerta de Rodajos, desde la que muchos habitantes de Pozuelo y Boadilla (5.000 vehículos diarios) han accedido a Madrid en los últimos años. "Inadecuado. A los vecinos de aquí nos fastidia bastante", protesta Jesús Aguado al lado de su BMW todoterreno. "Esto es lo peor que nos podía pasar... No sé qué vamos a hacer", confiesa afectada otra conductora de 21 años. Otros afrontaron la tragedia con serenidad: "La usaba cada día, pero merece la pena el esfuerzo", dice José, de la colonia de Los Ángeles.
* Este artículo apareció en la edición impresa del Martes, 10 de julio de 2007