Por el bien del país, que está muy por encima del interés que yo pueda tener por cualquier Gobierno, deseo al nuevo ministro de Sanidad que, como anuncia proponerse, pueda vencer los intereses que impidieron a la ministra saliente aliviar los problemas del alcoholismo y malas dietas, completando también su labor contra el tabaco y otras drogas nocivas. A la nueva ministra de la Vivienda, le deseo que su juventud y probada capacidad le permitan actuar pronto con más competencia y competencias -que promete reclamar- para resolver la gravísima crisis de la vivienda, máxime entre los jóvenes. Espero del nuevo ministro de Cultura, que propague lo mejor de nuestra cultura, sin fomentar con su presencia, como la ministra anterior, espectáculos sangrientos. Y confío que la nueva ministra de Administraciones Públicas repita ahí su notable labor en Sanidad y cure o alivie los desequilibrios en la actual reordenación de nuestra una y plural España.
* Este artículo apareció en la edición impresa del Martes, 10 de julio de 2007