Los ecos de los combates contra los islamistas en Naher el Bared ensombrecieron la reunión que los principales partidos libaneses han sostenido este fin de semana en París, bajo los auspicios del ministro francés de Asuntos Exteriores, Bernard Kouchner.
El objetivo de la diplomacia francesa con este encuentro informal, celebrado a puerta cerrada en el castillo de La Celle Saint-Cloud, al oeste de París, era "modesto": más que llegar a acuerdos concretos, se trataba de restaurar un clima de confianza que permita solucionar la grave crisis política e institucional que vive Líbano desde hace casi un año, marcada por la dimisión, en noviembre de 2006, de los ministros del movimiento chií Hezbolá del Gobierno del prooccidental Fuad Siniora.
El grupo islamista, respaldado por Irán y Siria, no ha faltado al encuentro, que ha estado rodeado por una discreción absoluta, exigida por los anfitriones. La presencia de Hezbolá ha suscitado la protesta de Israel y de la comunidad judía francesa, que acusan a esa organización de terrorista.
Al término de las conversaciones, Kouchner hizo saber que los dos soldados israelíes secuestrados por Hezbolá en 2006, acción que desencadenó la guerra del pasado verano en el sur de Líbano, siguen con vida, y que la negociación para su liberación está en buen camino. El ministro viajará el 28 de julio a Beirut para dar seguimiento al diálogo. En la capital libanesa se encontraba ayer el ministro francés de Defensa, Hervé Morin, que tenía una entrevista con el primer ministro Siniora. Líbano celebrará elecciones el 25 de septiembre.
* Este artículo apareció en la edición impresa del Lunes, 16 de julio de 2007