De la huerta atlántica de Cambre, en A Coruña, salen algas que terminan en platos de Francia, Italia, Grecia o Japón, país consumidor por excelencia de las verduras del mar. "Si las exportaciones nos suponen en torno al 30% de la facturación, Japón representa el 15%. Pero también les enviamos hígado de rape", explica Antonio Muiños, director de Porto-Muiños (www.portomuinos.com). Esta empresa gallega que procesa anulamente 110 toneladas de algas -comenzó la actividad hace seis años-, también saca al mercado erizos de mar y ortiguillas.
Las algas ocupan el centro neurálgico de su actividad y se están abriendo camino en República Checa, Alemania, Suiza y Reino Unido. En España se encuentran en tiendas gourmets y ecológicas y en algunas grandes superficies, pero sus mayores promotores son los cocineros: maestros como Arzak o Adrià, el chef gallego Marcelo Tejedor y el levantino Quique Dacosta. Para el gaditano Ángel León, "las algas dan respuestas nutricionales". El madrileño Joaquín Felipe utiliza las algas en tempura "para seducir a los comensales más reticentes". "Las especies más vendidas son el wakame, el espagueti de mar (Himanthalia elongata), la lechuga de mar (ulva) y el kombu (Laminaria ochroleuca). Entre las nuevas especies han resultado de interés la osmundea, por su aroma, y la gigartina pistillata, por su consistencia, pero falta confirmar que su explotación sea sostenible", cuenta el productor, cuya empresa investiga con la Universidad de A Coruña para identificar, entre más de 500 variedades, las algas del litoral gallego que puedan salir del anonimato alimenticio.
"Las algas son pobres en grasas y ricas en proteínas, vitaminas y minerales. Tienen más calcio que la leche, más hierro que las lentejas o tanta vitamina C como un tomate", afirma Muiños en foros gastronómicos y charlas en escuelas, universidades o mercados. Además de las algas deshidratadas y en salmuera, sus productos más conocidos, Porto-Muiños ofrece té con algas y trabaja en dos proyectos: unas galletas nutritivas con la firma lucense Daveiga y una pasta enriquecida con la industria pizzera Cambalache.
* Este artículo apareció en la edición impresa del Lunes, 16 de julio de 2007