El sacerdote Tomás Pérez Escudero, de 75 años y natural de Hinojosa del Duque (Córdoba), fue encontrado muerto ayer sobre las 10.30 en su domicilio de Villafranca de Córdoba, municipio del que era párroco desde 1975. El cadáver estaba en el dormitorio sobre un charco de sangre con una sábana alrededor de la cabeza. Sobre el pecho tenía un calefactor portátil con el que, según las primeras investigaciones, fue golpeado.
Un hombre de nacionalidad rumana fue detenido a media tarde en la estación de autobuses de Madrid como presunto autor del crimen. El arrestado es T. V., de 22 años, y trabajaba para el sacerdote, según informaron a Efe fuentes de la Guardia Civil.
Sebastián Serrano, un ayudante del párroco, encontró el cuerpo sin vida y alertó a la Guardia Civil. Lo único que confirmaron ayer las fuentes oficiales fue que la muerte se produjo de forma violenta. Respecto al móvil, nada se aclaró. El párroco era conocido en el pueblo porque solía prestar ayuda a quien se lo pedía. La Guardia Civil interrogó al propietario de un pub de Villafranca sobre un cliente, de origen rumano y que vivía temporalmente en la casa del sacerdote. La última vez que alguien vio vivo al cura fue sobre las 23.45 del domingo, cuando acudió a casa de una vecina para pedir algo de pan, ya que iba a cenar acompañado.
* Este artículo apareció en la edición impresa del Martes, 17 de julio de 2007