Le ruego me permita algunas precisiones sobre el editorial del 15 de julio, titulado Episcopado en rebeldía, donde se critica acerbamente la postura de la Conferencia Episcopal Española acerca de la Educación para la Ciudadanía.
1. Se reprocha a los obispos que se basen "en afirmaciones que no se corresponden con la realidad". Pero ¿se trata o no de una asignatura obligatoria, cuya finalidad confesada es una "formación de la conciencia moral", impuesta a todos, por ese medio, al margen de la elección de los padres, de los alumnos o de las escuelas de iniciativa social? Una asignatura así concebida, aunque sus contenidos fueran idénticos a la doctrina católica, vulnera derechos humanos constitucionalmente reconocidos (CE art. 27, 3). Además, los contenidos curriculares dispuestos por los Reales Decretos, se inspiran en una concepción del ser humano relativista (ni siquiera se menciona en ellos la palabra "verdad") y marcada por la llamada "ideología de género" (que otorga primacía identitaria a la opción sexual frente al sexo). Todo ello se puede demostrar con los Reales Decretos en la mano.
2. El editorial acusa al episcopado de "integrismo", porque pretendería "fundir la creencia religiosa y el poder político". ¿En qué se basa tal acusación? Lo que los obispos defienden es más bien lo contrario, es decir: que el Estado no declare oficial y obligatoria ninguna moral; tampoco, naturalmente, la católica. Defienden que, en el campo de las convicciones religiosas y morales, un Estado de Derecho no puede suplantar ni coaccionar a la sociedad, en concreto, a la familia, que forma a los hijos según sus propias convicciones con la colaboración de las escuelas; bien porque la familia ha podido elegir una escuela de iniciativa social acorde con sus propias creencias y principios, o bien porque, en la escuela estatal, elige la opción religiosa y moral en la que quiere que se formen sus hijos.
Defender la libertad de enseñanza, tal como es reconocida por la Constitución y como es practicada en los países de tradición democrática contrastada, no es declararse en rebeldía. La Conferencia Episcopal, cuando invita a los padres y a los centros educativos a responder con todos los medios legítimos a su alcance ante el serio desafío que se les presenta, no hace ningún llamamiento a la rebeldía, sino a la responsabilidad. No parece justo tildarla de integrista y de montaraz.
* Este artículo apareció en la edición impresa del Martes, 17 de julio de 2007