Como cada año por estas fechas, vuelve a pedirse la gratuidad de los libros de texto. Me parece que tal medida sería muy poco equitativa, dado que se pagarían con los impuestos de todos, y de ello se benefician también los ricos para quienes no sería problema el tenerlos que pagar. Sería más justo un sistema de becas para los que tengan menos recursos.
Desde el punto de vista educativo la medida es contraproducente puesto que los alumnos valoran muy poco los libros; al final de curso la mayoría de ellos están llenos de "ilustraciones" y completamente destrozados. Cabe imaginar cómo quedarían si son gratuitos, dado que todos tendemos a valorar poco lo que poco nos cuesta. Por otro lado, la gratuidad supone que es la administración educativa la que decidirá los textos que se eligen, y no los centros o los profesores, con lo que se facilitaría el control ideológico de la juventud.
* Este artículo apareció en la edición impresa del Martes, 17 de julio de 2007