El empeño de Francia de influir en el diseño de la política monetaria europea continúa causando desasosiego a las autoridades del Banco Central Europeo, (BCE). La portavoz del Banco, Regina Schüller, replicó ayer, sin citarlo, al ministro francés de Asuntos Europeo, Jean-Pierre Jouyet, que el día anterior había manifestado que "se podría influir en las decisiones del BCE teniendo discusiones más abiertas sobre las motivaciones que hay detrás de las decisiones sobre los tipos de interés", en una entrevista en The Herald Tribune. Sin una referencia explícita, Schüller, manifestó que "estas declaraciones no eran aceptables".
Los responsables del banco recuerdan que el Tratado de la Comunidad Europea, establece que "ni el BCE, ni los bancos centrales nacionales, ni ninguno de los miembros de sus órganos rectores podrán solicitar o aceptar instrucciones de las instituciones u organismos comunitarios, ni de los Gobiernos de los Estados miembros". La participación de los Gobiernos en la política monetaria fue esgrimida por Nicolas Sarkozy en la campaña electoral francesa.
* Este artículo apareció en la edición impresa del Jueves, 19 de julio de 2007