"Un cáncer lo hubiera asimilado, esto no", afirmó ayer Juana Ledesma. Esta mujer, de 42 años, fue operada cinco veces de una reducción de pecho en el hospital de La Paz entre junio de 2001 y marzo de 2002. En realidad, cuatro de las intervenciones fueron para atajar una infección que Juana cogió en el hospital. "La odisea", como ella la llama, llegó a los tribunales y un juez le ha dado ahora la razón. Juana será indemnizada con 60.000 euros.
"Un pecho es más o menos un pecho, aunque del pezón no queda nada. Y el otro pecho es muy pequeño", describe Juana. Ahora, dice, no le quedan ganas de nada. Se pasó 22 meses de baja. Ya ha vuelto a trabajar, pero tiene que combinarlo con nuevos periodos sin hacerlo. "Tengo que tomar muchos medicamentos y morfina. Con el calor resulta insoportable".
Todo empezó en 2001. "Me dolía mucho la espalda", recuerda Juana. Además, los pechos le dolían. El médico aconsejó una reducción de mama. En junio, entró en quirófano en La Paz. Pero al salir todo se complicó. Tuvo una necrosis. Sus pechos se infectaron y tuvo que entrar una y otra vez a la sala de operaciones. "Tengo el cuerpo hecho un cromo", asegura.
A pesar de todo, la sentencia del Tribunal Superior de Justicia le ha satisfecho: "No por el dinero, sino para que no le suceda a nadie más". En la Asociación El Defensor del Paciente, cuyos servicios jurídicos ayudaron a la paciente, también estaban ayer contentos.
* Este artículo apareció en la edición impresa del Jueves, 19 de julio de 2007