En la cervecería Jolú los clientes no pedían ayer una caña: "¡Miguel, me pones dos pistolas y un bazooka, por favor!". En el bar estallaron de risa. Era la forma de quitar dramatismo a la noticia que echaban en la televisión del establecimiento: el hallazgo de un arsenal de armas en un local vecino al de María José Comín, la dueña del Jolú. "Los vecinos tienen miedo. Podían haber saltado por los aires", aseguraba una seria locutora de Telemadrid. En la barra, un vecino saltaba: "¡Pues no! ¡Mira qué miedo tenemos!", bromeó.
Pero lo ocurrido el pasado fin de semana a pocos metros del bar fue bastante serio. Agentes del Cuerpo Nacional de Policía detuvieron a Antonio R. C., de 32 años, en la calle Fósforo (Latina). Llevaba una bolsa encima. Dentro había pistolas, escopetas y granadas, entre otros objetos. Antonio, que inicialmente se identificó con un pasaporte griego, iba a entrar en un local. Allí guardaba un arsenal: dos pistolas, un subfusil, un lanzagranadas y cartuchos de distintos calibres. También había uniformes y distinto material identificativo del Ejército, Guardia Civil y otras policías.
Entre el local y el bar hay una floristería. Su dueña, Pilar Ballesta, repetía: "No te puedes fiar de nadie". Y recordaba que el local está situado en un barrio de militares. "¡Y no llamó la atención!", alucinaba.
* Este artículo apareció en la edición impresa del Jueves, 19 de julio de 2007