Carlos Vásquez, de 18 años, tiene una ilusión en la vida: ser piloto de avión. Su sueño quedó reventado el pasado martes por culpa de un vigilante de seguridad del Metro de Madrid, que le propinó un tortazo en la cara y le dejó sin tímpano. Ocurrió en la céntrica estación de Sol, a la una de la mañana. Carlos había pasado la noche con Helio, de 14 años, y Mónica, de 18 años, dos amigos.
Cuando entraron al metro, la chica pagó. Pero los dos chicos se colaron. Una vez dentro se percataron de que los vigilantes de seguridad les habían pillado. Y escaparon. Fuera, en la boca de metro situada entre las calles de Arenal y Mayor, Carlos y Helio se creyeron a salvo. Pero un vigilante salió a la calle y cogió de los pelos a ambos, según relata la denuncia presentada por Vásquez en comisaría.
Los arrastró hacia dentro, donde él y otro guarda les pegaron. El primero con su porra. El segundo con la mano. Fue este último el que terminó dejando sin tímpano a Carlos. La compañía Metro aseguró ayer no tener constancia del incidente. En esa entrada al suburbano no hay cámaras.
* Este artículo apareció en la edición impresa del Viernes, 20 de julio de 2007