El hombre del día era Tony Blair, quizá el ex primer ministro que más rápido ha encontrado trabajo nuevo. El enviado especial del Cuarteto fue la estrella, aunque el debut le cogió desentrenado ("llevaba tres semanas sin sufrir una rueda de prensa", bromeó). Se fue calentando con la lluvia de preguntas, dudas y escepticismo. Tras empezar dubitativo y humilde, se creció y acabó presumiendo de currículum negociador, apelando al espíritu constructivo y dialogante que permitió los acuerdos de paz de Irlanda del Norte: "Todo el mundo era cínico y escéptico sobre ese problema, nadie pensaba que tendría solución, y la hubo. Las cosas pueden cambiar".
Después de que Javier Solana explicara que tras su visita a Ramala ve la situación con "moderado optimismo", Blair dijo que la clave para la paz será conseguir "dos Estados soberanos". Ambos evitaron responder a cómo resolverá el Cuarteto la división interna palestina. El primer ministro portugués, José Sócrates, se sumó al optimismo y dijo que la reunión de Lisboa relanza el proceso de paz.
* Este artículo apareció en la edición impresa del Viernes, 20 de julio de 2007