Concierto de Los Veranos de la Villa. Centro cultural Conde Duque. Fuera, pared con pared con el edificio, un grupo de indigentes hace su vida. Hay una chabola, de lona y cartones. Antonio Pérez -español de 45 años, paquete de Winston en el bolsillo-cuenta que la levantó hace unas semanas con la ayuda de Pedro, otro indigente. Pero luego llegó "otro"; les amenazó con un "el parque es mío" y les arrebató la infravivienda.
Antonio tiene que dormir en el césped, al lado de la chabola. Trabajó durante 11 años como camarero y le echaron. Cojea: "Hace un mes me dieron una puñalada cuando estaba en el parque", explica apoyado en su muleta mientras enseña una pulsera: "Regalos de chavalitas...".
También está Pedro, que recoge chatarra y lleva una medalla que le regaló "una señorita". Pedro y Antonio son amigos, aunque hace poco discutieron "por una gilipollería gorda". En un saliente, han colocado una cinta de Cantores de Hispalis y un espejito.
Un portavoz del área municipal de Asuntos Sociales explicó que el Samur Social ha contactado con ellos y que les ha ofrecido ir a un albergue pero que los indigentes rechazaron la propuesta.
* Este artículo apareció en la edición impresa del Sábado, 21 de julio de 2007