"No estamos buenos ni somos actores". La frase la dice uno de los intérpretes de Lo que surja, la miniserie gay hecha en Valencia por un grupo de estudiantes que ha iniciado hace poco su segunda temporada en Internet ( www.loquesurja.es). Mañana, domingo, cuelgan su cuarto capítulo, que no todas las semanas llega al destinatario; los medios son escasos, como los de Chica busca chica ( www.seriechicabuscachica.com), una comedia lesbiana que tuvo que posponer su inicio hasta septiembre, aunque ahora pueden verse, a modo de tráiler, los fotogramas de sus actrices en acción. En su primera temporada, Lo que surja fue vista por más de medio millón de internautas, para quienes, sin duda, los chicos protagonistas ni lo hacen tan mal ni están de mal ver. Nada en comparación, sin embargo, con el alto nivel físico, las escenas de sexo explícito y la sofisticada dramaturgia del evidente modelo de Lo que surja, Queer as folk, una serie de origen británico que en su adaptación americana inició la semana pasada su tercera temporada en Cuatro.
Queer as folk, como ya hemos dicho antes en estas páginas, no sólo es divertida, brillante, osada y revulsiva. Se trata, a mi juicio, de uno de los mejores productos de ficción televisiva de los últimos años, e incluyo en el pack a toda la red sanitaria. En la nueva entrega estamos viendo la interesante evolución de las parejas gays y lésbicas, el punto de vista siempre interesante de Debbie, la Gran Madre consentidora, y, en el capítulo de este último martes, las complicaciones que surgen cuando los amigos de toda la vida se hacen amantes, cuando los amantes se ponen celosos de los amigos, cuando una madre no lo quiere ser más, y un padre pretende que su hijo, aunque no le quiera, sea igual que él. Todo ello dentro del microcosmos de una ciudad americana (Pittsburgh) tan verosímil como imaginaria.
"Si quieres ver actores, ¡ve al teatro!", dice con descaro otro de los chicos de Lo que surja. No hace falta. Los actores de Queer as folk son buenísimos. Y no hacen teatro.
* Este artículo apareció en la edición impresa del Sábado, 21 de julio de 2007