Sí, las playas llegaron al Sena. Aun con el viento soplando, tanto visitantes como locales se han animado a disfrutar de las arenas y palmeras que pueblan, temporalmente, la ribera derecha del río parisiense. Desde el Louvre hasta la Biblioteca François Mitterrand. La prensa de todo el mundo habla de la noticia. Durante una hora en la que he leído unas páginas de literatura francesa, tres periodistas me han preguntado (como al resto de peatones) mi opinión sobre la iniciativa. Hay una piscina, pistas de voley-playa, barco pirata para niños, puestos para atención a bebés y chiringuitos. Allí por donde Ernest Hemingway caminaba mientras observaba cómo los pescadores no pescaban nada, nos encontramos con panorámicas así. La alcaldía de París nos ofrece este escenario hasta el 20 de agosto; disfrutémoslo.
* Este artículo apareció en la edición impresa del Lunes, 23 de julio de 2007