El pasado viernes, 20 de julio, hubo localidades británicas que recibieron el triple de la cantidad de lluvia que es habitual en el mes de julio, lo que produjo abundantes inundaciones en municipios y carreteras. Mi trayecto del trabajo a casa (12 kilómetros), que normalmente hago en 20 minutos, me costó poco menos de tres horas el viernes por la noche.
Aunque en la mañana del sábado parecía que lo peor ya había pasado, muchos ríos han rebosado y han causado más problemas de circulación. Éste ha sido el caso de Witney (Oxfordshire), localidad en la que vivo, donde el río Windrush ha anegado gran parte del centro del municipio. Por suerte, mi casa está situada en uno de los puntos más altos, pero tengo amigos y familiares que no han podido acceder a sus viviendas.
* Este artículo apareció en la edición impresa del Martes, 24 de julio de 2007