En el barrio de Gràcia el apagón ha afectado a la gran mayoría de los vecinos. Nuria Alegría Zorrilla, de 74 años, lleva desde el lunes sin luz. Zorrilla va con bastón y vive en un primer piso. "No puedo subir ni bajar las escaleras", afirmaba ayer Alegría, que tiene una osteoporosis que le impide bajar a la calle sin ascensor. "Mañana me voy a casa de una amiga que vive en un bajo", aseguraba. Así podrá valerse mejor por sí misma.
En esta misma zona de Gràcia se encuentra la peluquería Anrojo, cuya propietaria, Rosa Antón, de 31 años, lleva sin luz desde la mañana del lunes. "Ya pasó algo parecido en junio de este año y sólo me devolvieron nueve euros", explica la peluquera, indignada.
Como Antón, Tony Barrachina, de 53 años y dueño del frankfurt Punto de Encuentro, lleva dos días sin suministro eléctrico. Barrachina afirma que ha tenido que tirar "todo el género" debido al mal estado de los alimentos.
María Dolores Mars, de 45 años, tiene una tienda de asados en el mercado y lleva esperando generadores desde las nueve de la mañana de ayer. El mercado de Gràcia lleva cerrado desde el lunes al mediodía por este motivo. "El apagón repercute en la clientela y en la imagen", dice.
* Este artículo apareció en la edición impresa del Miércoles, 25 de julio de 2007