El restaurante Babilonia, situado en la avenida de Gaudí, tuvo que cerrar sus puertas ayer a las 16.30 horas.
"Hemos venido por la mañana con todo el personal para esperar a que viniera la luz, pero nada. Sólo queda marchar y volver al día siguiente, a ver si hay más suerte", dice Carlos Reiz, de 27 años, encargado del restaurante. "Hemos perdido aproximadamente 6.000 euros al día, excepto el lunes, que tuvimos tiempo de poder recaudar 500 euros", aseguró Reiz. En este restaurante normalmente facturan 4.000 euros diarios, pero las pérdidas en comida estropeada, en personal y demás sorpresas generadas por el apagón aumentan a 6.000 euros el quebranto económico.
"Hoy hemos tirado toda la comida podrida de las neveras. También tuvimos que llamar al cerrajero para poder bajar la persiana metálica. Son gastos que se van acumulando", dijo el joven encargado. La noche del martes el local gozó de luz de diez de la noche a diez de la mañana, pero al llegar los trabajadores se volvió a ir. "Aunque volviese la luz no podríamos vender nada: no tenemos ni comida, ni postres, ni bebidas frías", se queja.
* Este artículo apareció en la edición impresa del Jueves, 26 de julio de 2007