Irak jugará la final de la Copa de Asia de fútbol, pero al menos 50 de los aficionados que salieron a las calles de Bagdad para celebrarlo nunca la verán: fallecieron por el estallido de dos bombas en plena calle, llenas a rebosar de entusiastas que disfrutaban del éxito. Irak acababa de ganar por cuatro a tres a Corea del Sur y la gente se echó a la calle. En poblaciones como Kut (en la imagen) sólo hubo fiesta. Pero en Bagdad, el raro acto de unidad en un país dividido acabó en un baño de sangre.
* Este artículo apareció en la edición impresa del Jueves, 26 de julio de 2007