Las compañías eléctricas españolas lo único que buscan es beneficio económico a toda costa. Las ganancias que presentan año a año en las asambleas de accionistas sólo tienen el fin del lucro aparente. No quieren hacer gastos en renovaciones necesarias hasta que no suceda un corte eléctrico como el reciente de Barcelona. Rafael Gijón.
Éste es el pago en agradecimiento que nos ofrecen las eléctricas por el regalo del billón trescientas mil, de las antiguas pesetas, que les dimos los consumidores, con el PP de Piqué a la cabeza, por lo que se denominó Costes de la Transición a la Competencia cuando se liberalizó el sector. Bribón.
Pero, vamos a ver: ¿a estas alturas alguien cree todavía que las privatizaciones y la liberalización persiguen la mejora de los servicios para el ciudadano? Sólo se pretendió favorecer a grandes empresas en el falaz entendimiento de que esa y no otra es la manera de crear empleo, porque aquello de que la competencia favorecería la relación calidad-precio pronto se demostró falso. Ammu.
No podemos saberlo, porque las propias empresas tienen establecido un mercado que consiste en llorar y decir que los usuarios pagamos de menos, aunque es un mercado cerrado con unos beneficios garantizados. Fedepiñar.
Conforme las ciudades han crecido, se han ido conectando a la red principal, como si ésta pudiera tener capacidad ilimitada y cuando peta, peta. Las líneas se van sobrecargando, es más barato utilizar una que dos, se calientan y no soportan los picos producidos por el consumo cuando éste aumenta por el frío o el calor. Por otro lado, se concentran las estaciones de servicio hasta hacerlas monstruosas para aumentar los beneficios y, cuando falla, se acabó: al siglo XIX de cabeza. Moski.
* Este artículo apareció en la edición impresa del Jueves, 26 de julio de 2007