La villa de Níjar posee una de las ramblas más bonitas y verdes de Almería, pero desde hace un tiempo, y debido a que todo el mundo tira allí sus desperdicios, se ha convertido en un vertedero incontrolado.
Todo el mundo arroja allí restos de comida, bolsas de plástico, escombros, basuras y un sinfín de porquería que está destrozando uno de los paisajes más emblemáticos de la belleza de la zona, ante la pasividad de las autoridades.
Hace poco se ha derrumbado un pequeño puente debido a que la porquería había ablandado el terreno. Entre los desechos acumulados se pueden ver hasta somieres, sillas, colchones, bidones, etcétera... En una zona donde aún todavía se oye cantar a las ranas, llena de vegetación y flora autóctona.
* Este artículo apareció en la edición impresa del Jueves, 26 de julio de 2007