El obispo Cañizares, cada día más encantado consigo mismo y con su papel de Torquemada, nos ha explicado en los Cursos de la Granda de Gijón que "el grupo social en el que menos pederastia hay es el de los sacerdotes". ¿Cómo lo sabe? Eso no lo explica, pero debería hacerlo y ofrecer datos, porque resulta aterrador pensar que el índice encontrado entre la curia católica sea fácilmente superable. Según el vicepresidente de la Conferencia Episcopal, la postura de la Iglesia ha sido siempre y será la de "tolerancia cero". Ahí sí que hay que darle la razón. Aunque la intolerancia de la Iglesia española se visibiliza hoy mucho más en el ámbito de lo público que de lo privado. No sorprende, escuchando al purpurado, que la Iglesia se resista a una educación para la ciudadanía que pretende contribuir a trasladar al hombre y la mujer de la calle el derecho a recrear los valores de la convivencia que ellos han monopolizado a su servicio durante siglos.
* Este artículo apareció en la edición impresa del Sábado, 28 de julio de 2007