Un alud de quejas vecinales. Esto es lo que está recibiendo el planeamiento urbanístico de Tarragona, actualmente en fase de exposición pública, y principal quebradero de cabeza del nuevo Consistorio socialista surgido de las últimas elecciones municipales. El Plan de Ordenación Urbanística Municipal (POUM) lo aprobó 12 días antes de los comicios el anterior Ejecutivo local de Convergència i Unió, y en él dibujó cambios en varias zonas de la ciudad que comportan múltiples expropiaciones.
El concejal de Urbanismo de Tarragona, Josep Lluís Navarro (PSC), ha explicado que el documento ya ha recibido más de 600 alegaciones vecinales y prevé que antes de que finalice el periodo para presentarlas el próximo 25 de julio esta cifra se convierta en más de un millar.
Entre otros aspectos, el POUM prevé ampliar la entrada a Tarragona por la avenida de Andorra, creando nuevas zonas verdes en un espacio residencial histórico. En el barrio de Torreforta, el plan ha diseñado una ampliación de la calle de Francolí que también comporta expropiar las viviendas a vecinos que en algunos casos llevan viviendo ahí 40 años. Algunos grupos ecologistas también han mostrado su malestar por la afectación que sufrirá la zona de levante del municipio, ahora con zonas agrarias y de bosque, que se verá radicalmente afectada.
Navarro señaló que el Consistorio estimará "la mayoría" de las alegaciones y que, a partir de éstas, configurará un nuevo POUM que podría estar listo para aprobarse la próxima primavera, cuando se abriría un nuevo proceso de exposición pública.
* Este artículo apareció en la edición impresa del Domingo, 29 de julio de 2007