La irrupción hace pocos años de grandes hoteles de lujo en Benidorm, paraíso turístico de la clase media, cerraba el abanico de posibilidades. Este verano sin embargo reabre sus puertas uno de los establecimientos más modestos de la ciudad, el sesentero hotel Esmeralda, dándole una vuelta a sus dos estrellas en forma de arte. Siguiendo la estela del exitoso Hotel Fox de Copenhague, el empresario Vicente Ferrer ha permitido a varios artistas procedentes de la Facultad de Bellas Artes de Altea que transformen su interior.
El resultado es cuando menos innovador. Bibiana Soledad, Juan Fuster, Javier Moreno y Juan Moltó han convertido las paredes, pasillos, lavabos, ventanas y armarios del viejo Esmeralda en un contenedor cultural en el que han plasmado las corrientes vanguardistas europeas. El objetivo es sorprender al cliente con algo más que las vistas en primera línea sobre la bahía de Benidorm. Ferrer, destaca la buena acogida por parte de los clientes de esta pionera iniciativa en España: "Cada lugar es un misterio. El pasillo, la recepción, habitaciones, restaurante. Todo es arte", señala. "El arte y el turismo se dan la mano con el fin de sorprender al cliente con un lenguaje personal de los artistas", añade.
* Este artículo apareció en la edición impresa del Lunes, 30 de julio de 2007