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Análisis:DANZA

Nuevos horizontes

La danza ha adquirido mayor dimensión en la programación del Festival Grec 2007 de la mano del nuevo director. Ricardo Szwarcer ha diseñado un abanico de propuestas que han satisfecho a los aficionados a la danza, de los más conservadores a los que les gusta el riesgo. Uno de sus aciertos ha sido que un espectáculo de danza inaugurara el festival, el protagonizado por Sylvie Guillem y Akram Khan, una de las guindas de la programación. Estos dos grandes de la danza conquistaron al público que llenó el anfiteatro de Montjuïc la noche de la inauguración con su Sacred monsters. A esta actuación le siguió el fascinante e hipnótico espectáculo Moon water, que ofreció la Cloud Gate Dance Theatre de Taiwan, una de las compañías de danza más reclamadas en los festivales internacionales.

Otro acierto de Szwarcer ha sido incluir como espacio escénico de la programación el Sant Andreu Teatre (SAT) y La Caldera. En el primero se programó el ciclo Dansa 100% fresca, que ofreció el trabajo de tres coreógrafos emergentes: Thomas Noone, el coreógrafo británico afincado en Barcelona que estrenó junto a Nuria Martínez el dúo Four; los holandeses Guy Weizman y Roni Haver, y el británcio Hofesh Schechter, que sorprendió con su energética obra DeGeneration. Mientras, en La Caldera se vivió una estimulante velada experimental gracias al coreógrafo americano Johan Jasperse y a la compositora Zeena Parkisn. También en danza contemporánea, conquistó por su provocador lenguaje el grupo brasileño Companyia Membros, mientras Trànsit decepcionó con una coreografía monótona y carente de dramaturgia de su directora Maria Rovira sobre Nijinski.

Un año más, el festival ha incluido en su programación actuaciones de IT Dansa, que estrenó dos imaginativas coreografías: Wim. Fractured fairytale, de Alex Ekman, y Naked thoughts, del catalán Rafael Bonachela; y la iniciativa Dies de dansa, que convierte Barcelona en una gran pista de baile.

Sólo falta esperar que en el futuro la danza tenga un trato paritario al teatro y la música en la programación.

* Este artículo apareció en la edición impresa del Jueves, 2 de agosto de 2007