Selecciona Edición
Selecciona Edición
Tamaño letra
Reportaje:

Parto en la parada del 75

Una mujer da a luz cuando iba a coger el autobús en el distrito de Moncloa

"Ha sido rapidísimo. Casi no me ha dado tiempo ni de sentarme. Cuando iba andando, he notado algo raro y me he puesto a pedir ayuda". Así recordaba Manuela Cristina Castillo Quito, ecuatoriana de 22 años, cómo dio a luz en la marquesina de una parada de autobús de las líneas 75 y 41 (Colonia del Manzanares-Callao y Atocha), en el distrito de Moncloa. Dos amigas y vecinas de la zona asistieron al parto de Cristina, una niña sonrosada que pesó tres kilos.

Manuela Cristina acudió el jueves por la tarde a la revisión rutinaria con su ginecólogo. Todo transcurrió con normalidad y el especialista le dijo que no había nada importante. La mujer se marchó a su casa, junto al río Manzanares. Y empezaron los problemas. Tuvo hemorragias vaginales, por lo que decidió ir al hospital La Paz para que la reconocieran. Los médicos de guardia le dijeron que ese sangrado se debía a que el ginecólogo "había estado trasteando", y que pudo ser la reacción del cuerpo.

"Estaba llegando a la parada cuando he notado que me salía algo, que se movía algo"

La mujer se marchó a casa y descansó sin problemas. Ayer despertó con contracciones, justo cuando su marido, pintor de profesión, se había marchado a trabajar. Los dolores la venían cada 10 o 15 minutos, por lo que no podía esperar mucho tiempo. Tras arreglarse, salió a la calle. Se dirigía al banco para sacar dinero y poder coger un taxi que la llevara de inmediato al hospital.

Eran las once de la mañana, por la calle del Comandante Fortea, a la altura del número 47, cerca de la ribera del Manzanares. "Estaba llegando a la parada cuando he notado que me pasaba algo. He debido de romper aguas y me daba la sensación de que se movía algo, como si me saliera algo", recordaba Manuela Cristina.

La parturienta comenzó a pedir ayuda, ya que veía que iba a dar a luz de inmediato. Dos conocidas corrieron hacia ella y la acompañaron hasta el asiento de la marquesina del autobús. Se tumbó, y en menos de un minuto la pequeña Cristina asomaba su pequeña cabeza. "No he tenido que hacer casi esfuerzo. Con un simple empujón me ha bastado. La niña ha salido de inmediato", añadió la madre.

"Se ha formado un gran tumulto. Enseguida se han puesto ahí muchas personas. La niña ha salido, y al poco ha empezado a llorar", recordaba Alejandro, el dueño de un bazar del barrio. "La que estaba muy emocionada era la mujer que la ha asistido en el parto. Se ha ido llorando porque nunca había vivido algo así", añadió.

Al poco llegó una ambulancia del Samur-Protección Civil, cuyos facultativos terminaron de atender a la pequeña Cristina. Tan sólo tuvieron que cortarle el cordón umbilical. "Se han puesto muy contentos porque era su primer parto", recordaba Manuela Cristina, que llegó a España hace cuatro años desde su Guayaquil natal. La niña nacida ayer es la segunda que tiene. La mayor tiene cinco años.

Madre e hija se recuperaban ayer en la novena planta del hospital materno-infantil de La Paz. "Me imagino que estaremos aquí hasta el lunes. La niña se encuentra muy bien y no ha necesitado ni incubadora ni nada. Está muy sana", explicaba con la voz cansada Manuela Cristina, postrada en su cama. Su rostro mostraba los rasgos de un día duro. "De momento, no pienso tener más hijos. Con estos dos es suficiente", decía lacónica, mientras miraba a la pequeña. Ésta, ajena a su protagonismo mediático, dormía plácidamente junto a su madre. Un pequeño gorro le protegía la cabeza.

* Este artículo apareció en la edición impresa del Sábado, 4 de agosto de 2007