Ha pasado casi un año desde que solicité en la Embajada de Estados Unidos en Madrid un visado de turista para poder viajar a ese país y así visitar a mi familia y amigos. En aquel entonces no tuve más remedio que solicitar una cita a través de un número 807 de tarificación especial y pagar previamente en un banco casi 100 euros para la tramitación del documento. Si no hace estas dos cosas, ni se moleste en llamar a las puertas de la Embajada.
Cuando finalmente presento toda la documentación necesaria para la solicitud (extracto bancario, contrato de trabajo, declaración de la renta y, claro está, el justificante del ingreso en el banco de los 100 euros), me dicen que en la lista de sospechosos del Departamento de Estado de Estados Unidos figura el nombre de una persona muy similar al mío y que por tanto tienen que verificar que mi identidad no se corresponde con la de esa otra persona.
Después de casi 12 meses y de otras tantas llamadas larguísimas a ese número 807 para averiguar el estado de mi solicitud, lo único que he averiguado es que no me queda más remedio que esperar... y sin rechistar.
Eso sí, todos los meses pago una media de 30 euros en llamadas a la Embajada y de momento no conozco a mi sobrino de cuatro meses.
* Este artículo apareció en la edición impresa del Domingo, 5 de agosto de 2007