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Mª Mercè Pallach | Servicios públicos en precario

"Tomo tranquilizantes"

Barcelona
Los barceloneses han empezado a movilizarse contra el ruido y los malos olores que emiten los generadores. Los primeros días toleraron su presencia como mal menor para tener luz, pero tras varios días de aguantarlos, empiezan a hartarse. Un grupo de afectados ha contactado con un bufete de abogados especializado en la defensa de los consumidores para llevar a juicio tanto a Endesa como al municipio. Muchos se preguntan qué hace el Ayuntamiento. Los intentos de este diario por conocer las actuaciones municipales no han hallado respuesta desde el pasado viernes. En un principio se instalaron 144 generadores. Aún hay 122 trabajando en diversas calles barcelonesas. Los ciudadanos creen que no es de recibo pedir a alguien que aguante hasta febrero del año que viene con un generador bajo la ventana. También la Asociación Catalana contra la Contaminación Acústica ha anunciado su apoyo a las reclamaciones de los afectados. "Hemos de rechazar que el ruido o los malos olores sean inevitables", afirma un comunicado de la entidad, que exige medidas paliativas "al margen de su coste económico". Y señala que, de no adoptarse, "las personas perjudicadas tienen derecho a recibir las correspondientes indemnizaciones por los daños que sufren.

Maria Mercè Pallach, de 66 años, es vecina del barrio de la Sagrada Família. Tiene que cerrar las ventanas de su piso a causa de las molestias que le causa el generador que está enfrente del edificio. Hace poco la operaron del corazón y necesita reposo. Pero por la noche no puede descansar: "He de tomarme tranquilizantes porque no puedo relajarme ni dormir", explica nerviosa. El gasóleo le ha provocado una alergia que le afecta a la lengua, el cuello y las fosas nasales. "Tengo miedo, estoy hecha una mierda".

* Este artículo apareció en la edición impresa del Martes, 7 de agosto de 2007