Nicolás Rodríguez, de 61 años, es conserje de un edificio de la calle de Indústria. Enfrente hay un generador. "El humo llega hasta el ático, imagina cómo están los del primer piso". En esa planta hay un matrimonio de 80, ella, y 90, él, y han comprado aire acondicionado para no abrir las ventanas. Nicolás también se queja del cableado que conecta el generador con el transformador, que está en el portal. "Una vez se incendió este transformador, y los vecinos están preocupados por lo que pueda pasar si no estoy. Ésta es la única puerta para salir del edificio", explica.
* Este artículo apareció en la edición impresa del Martes, 7 de agosto de 2007