Vueling continuó ayer volando sin motor. Y hacia abajo. Después de un viernes fatídico -en el que anunció pérdidas que quintuplican las del primer semestre de 2006 y en el que perdió casi un tercio de su valor en Bolsa-, la cotización de la aerolínea española zigzagueó durante toda la jornada. La acción llegó a perder casi un 16% de su valor, pero más tarde se recuperó y cerró a 15,38 euros, una caída del 2,66%.
La compañía que dirige Carlos Muñoz acumuló ayer noticias buenas y malas. Primero, las malas: Banif reconoció haberse equivocado al recomendar la compra de títulos de Vueling. "La perspectiva de la aerolínea a corto plazo no inspira ninguna confianza", dice el último informe de la filial de banca privada en España del Grupo Santander. Además, JP Morgan rebajó la recomendación sobre las acciones de Vueling.
Por el lado de las buenas, la tasa de ocupación de los aviones llegó al 72,1% en los siete primeros meses, 3,6 puntos más que el año anterior. Fuentes de Vueling no encuentran una explicación para los sustos que les está dando el parqué. "La compañía real va muy bien", apuntan. Y anuncian próximos sobresaltos en el sector: "Puede haber una guerra de precios y no sabemos cómo afectará a cada compañía".
* Este artículo apareció en la edición impresa del Martes, 7 de agosto de 2007