La autopista de peaje AP-7 volvió ayer a ser incapaz de absorber el volumen de tráfico y registró colas a lo largo de su paso por Cataluña, que fueron especialmente intensas en la provincia de Girona. El tramo entre Vidreres y Girona fue el que se llevó la peor parte y registró hasta 30 kilómetros de retenciones entre las 11.30 y las 16.00 horas. Los carriles afectados fueron los que circulan en sentido norte.
En las comarcas del sur, entre Tarragona y Salou, los colapsos llegaron a alcanzar los 11 kilómetros de longitud, también en sentido norte, según informó ayer el Servicio Catalán de Tráfico. En sentido sur, las colas se centraron en la entrada al peaje de Tarragona, que llegó a registrar cinco kilómetros de retención.
Pese a este colapso, los peajes de la AP-7 funcionaron ayer con normalidad y las barreras no fueron levantadas, al contrario de lo que sucedió durante la operación salida a primeros de agosto, cuando las colas de más de 70 kilómetros que se registraron obligaron a tomar esa medida sin precedentes en Cataluña.
La empresa concesionaria, Acesa, quiere tener lista para el próximo verano la construcción de un tercer carril en la AP-7 desde Martorell hasta Salou, aprovechando la mediana actual.
* Este artículo apareció en la edición impresa del Domingo, 19 de agosto de 2007